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River tuvo una noche gris en Tucumán. Estuvo lejos de alcanzar el rendimiento colectivo de los últimos dos encuentros, ante Vélez y Riestra, y por momentos la pasó mal frente a Atlético. Finalmente no se terminaron sacando ventajas y ninguno de los dos equipos logró romper el cero. Por lo tanto, a la espera de lo que suceda con Instituto y Argentinos (juegan mañana jueves), el equipo de Martín Demichelis lidera en soledad el grupo A de la Copa de la Liga, con once unidades.

En cuanto al desarrollo del juego, desde el primer minuto se lo vio más cómodo en la cancha al conjunto local. Se mostró ordenado, corto en sus líneas y práctico a la hora de atacar. En cierta medida, el técnico Sergio Gómez lo sorprendió a Demichelis con una buena sumatoria de mediocampistas. En total fueron cinco, si tenemos en cuenta que Joaquín Pereyra estuvo más suelto, como una especie de enganche.

Sin dudas, eso benefició al decano y le trajo inconvenientes a River, que sufrió bastante por los costados. Habida cuenta de esto, y con el agregado de una mala noche de Sebastián Boselli en los duelos individuales, Atlético llegó con bastante peligro para el arco defendido por Armani. Entre las más destacadas, contamos un tiro en el poste de Tesuri y otra mala definición de Estigarribia, cuando tuvo el gol prácticamente servido en bandeja.

No obstante, la más clara de todas fue para el Millonario. En una jugada aislada, Nacho Fernández cayó en el área, el árbitro compró y terminó cobrando penal. Pese a la indicación de Demichelis para que lo pateara Miguel Borja, Esequiel Barco no hizo caso, tomó la pelota y se preparó para ejecutar. Tomó carrera y le dio con cara interna al medio, Devecchi voló y con los pies lo evitó. El VAR llamó al juez y detectó que hubo invasión de parte de los tucumanos. Por eso se repitió. El ex Independiente no dio el brazo a torcer, lo volvió a patear y nuevamente falló. 

Ante todo este hecho desafortunado, el entrenador del Más Grande mandó a calentar a Franco Mastantuono, y lo hizo ingresar por Barco antes de comenzar el complemento. Casualmente, el chico de 16 años fue el autor de la situación de peligro mas importante para el conjunto de la banda roja en la segunda etapa. Recibió de Enzo Díaz a la altura de la medialuna, se acomodó y sacó un fierrazo. No terminó dentro de la red porque la pelota tomó tanto vuelo que finalizó estrellando el travesaño.

Luego quedó tiempo para la molestia de Miguel Borja, que tuvo que dejar el terreno de juego por un dolor muscular, que esperemos no se transforme en una lesión. Dado que si llega a confirmarse lo que nadie quiere que suceda, el colombiano verá el superclásico contra Boca desde la tribuna. 

En fin, River se trajo un empate de tierras tucumanas y, por lo realizado, termina siendo beneficioso. Ahora deberá volver a recuperar el nivel futbolístico que venía atravesando para llegar de la mejor manera al duelo ante el rival de toda la vida. Por lo pronto, lo más cercano es Banfield, el próximo domingo en el estadio Monumental.