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En un River Camp a pleno de gente, los conducidos por Marcelo Escudero se dieron un verdadero gustazo y cumplieron con el lema del club ante el eterno rival. Sí, los pibes se divirtieron dentro del verde césped y ganaron, gustaron y golearon a sus pares de Boca: fue 4 a 1 con un doblete de Agustín Ruberto, uno de Enzo Aguirre y el restante lo anotó Franco Mastantuono (de penal).

El partido no comenzó tal cual lo planificado, dado que la visita fue el primero en dar el golpe. A los 22 minutos de la primera etapa, Dalmasso apareció dentro del área, se anticipó a todos y con un cabezazo de sobrepique marcó el 1 a o parcial. Sin embargo, enseguida llegó la recuperación del Millonario. Ocho minutos más tarde de la apertura del marcador, a Agustín Ruberto le quedó una pelota bollando a la altura del punto de penal y, fiel a su costumbre, la mandó a guardar. 

Luego del empate, River no dejó pasar ese buen pasaje en el partido y apenas logró igualar fue a buscar el tanto que lo adelantara en el resultado. Y lo consiguió casi de inmediato. Esta vez fue Enzo Aguirre el que se anotó en la lista de goleadores del partido. Como si fuera poco, no cesó el ataque ni mucho menos la voracidad con la cual buscaba lastimar.

Por eso, casi sobre el final, Mastantuono arrancó en mitad de cancha tirando un caño exquisito, para luego cederle el protagonismo a Lencina, que jugó para Ruberto y el delantero no volvió a fallar. De esta manera, los de Escudero se fueron al entretiempo con una merecida victoria por 3 a 1.

Ya en el complemento, el local fue amo y señor del juego, dominó el partido y el resultado practicamente no corrió riesgo. De hecho, Mastantuono se encargó de ampliarlo al concretar un penal que tuvo a su favor, y el cual lo ejecutó con total tranquilidad, cruzándole el remate al guardameta xeneize. Sin más, el superclásico culminó con un baile futbolístico que se vio reflejado en el marcador.