Marcelo “Trapito” Barovero, nuestro héroe silencioso, ha decidido colgar los guantes, y nosotros, los hinchas de River, no podemos evitar que un torrente de recuerdos y emociones nos invada.
Barovero llegó al Millonario en julio de 2012, sin grandes alardes pero con una serenidad que pronto se convertiría en su sello distintivo. Desde su primer partido, demostró que estaba destinado a ser una figura clave en el arco más grande del mundo. Sus atajadas, siempre precisas y oportunas, se convirtieron en sinónimo de seguridad para el equipo y para nosotros, los hinchas.
¿Cómo olvidar aquella histórica semifinal de la Copa Sudamericana 2014 contra el eterno rival? Esa atajada milagrosa en el penal ante Gigliotti nos hizo saltar de alegría y soñar en grande. Esa noche, Trapito se consagró como un verdadero ídolo, y su nombre quedó grabado para siempre en la memoria colectiva de todos los riverplatenses.
Y luego, la Copa Libertadores de 2015. Cada intervención suya, cada vuelo para desviar una pelota, nos hizo acercar un paso más a la gloria. Barovero no solo defendía nuestro arco, defendía nuestros sueños y nuestras ilusiones. Su liderazgo, silencioso pero efectivo, fue fundamental en aquel entonces.
En sus 167 partidos con la banda roja, Chelo no solo demostró ser un guardameta excepcional, sino también una persona íntegra y humilde. Su profesionalismo dentro y fuera de la cancha lo hizo ganarse el respeto de compañeros, rivales y de todo el mundo del fútbol. Nunca una palabra fuera de lugar, siempre un gesto amable, siempre un acto de grandeza.
Hoy, mientras te despedimos, queremos decirte gracias, Trapito. Gracias por cada atajada que nos hizo vibrar, por cada noche en la que nos llenaste de orgullo y alegría. Gracias por tu compromiso, por tu humildad, por tu amor a estos colores. Sos y serás siempre uno de los nuestros
Te deseamos todo el éxito en esta nueva etapa de tu vida. Llevás con vos nuestro cariño, nuestra admiración y nuestra eterna gratitud. Porque los grandes que dejaron su huella en el club no se olvidan, y tu legado en River será siempre recordado.
¡Hasta siempre, Marcelo Barovero! Gracias por todo.